Al salir de la cadena de fabricación, el papel viene embalado en forma de enormes rollos denominados "bobinas madre". En función de las necesidades, estos rollos vuelven a cortarse en tamaños más pequeños denominados "bobinas hija". Luego, estas bobinas se destinan al revestimiento (la segunda etapa del proceso de fabricación de los papeles de arte digitales) que consiste en aplicar la capa receptora de las tintas. En esta etapa y, en función del tipo de papel, puede aplicarse un producto "anti-curl" en el dorso del papel para limitar el efecto natural de curvado que provoca el embalaje en bobina.

Por tanto, el curl es en principio un fenómeno inherente al proceso de fabricación y de embalaje. Éste se acentúa en los papeles que se entregan en forma de rollo para usarlos en trazadores que utilizan mandriles de recepción de dos o tres pulgadas de diámetro (en función del tipo de soporte).

En el caso de los papeles que se entregan en formato "hoja", las "bobinas hija" (tras aplicar el revestimiento) se destinan a continuación a una transformación en máquina para "romper" el curl del papel, ya que el principio consiste en someter el papel a un enderezamiento mecánico en el sentido contrario a su curvatura. Una vez enderezado el papel se corta a continuación conforme a los formatos de folios DIN, y a continuación se embala.

A pesar de todo el cuidado aportado a su transformación para remediar este fenómeno natural, puede ocurrir que de una producción a otra o de un papel a otro, el efecto sea más o menos pronunciado. No olvidemos que el papel se compone de materiales naturales que poseen sus propias tensiones mecánicas y que reaccionan a los entornos en los que se encuentran.

Los principales fenómenos que pueden acentuar el efecto de "curl" son la temperatura y el porcentaje de humedad. Le recomendamos que almacene sus papeles en sus embalajes originales (cajas y packs), alejados de cualquier fuente de calor, sequía o humedad excesiva (lo ideal es un almacenamiento a 20ºC y con un 50% de humedad).
En general, todos nuestros papeles se adaptan a un uso estándar de las configuraciones facilitadas con cada perfil para las impresoras enumeradas, y por tanto no es necesario modificarlos si no se constata ningún problema.

Soluciones:
Como acabamos de ver, el primer reflejo adecuado es el almacenaje del papel.
En el caso de los papeles embalados en formato rollo, dado que la manipulación manual no es posible antes de la impresión, la única solución será configurar el controlador de la impresora para levantar los cabezales de impresión. En función del modelo y de la marca de impresora, estas opciones pueden configurarse por niveles. El ajuste de la altura de los cabezales es de una extrema delicadeza y puede variar de un mismo modelo de impresora a otro al salir de fábrica. A esto se suman las condiciones medioambientales (temperatura y humedad) durante el uso, por lo que resulta imposible prever con antelación el resultado de este o aquel nivel de ajuste. Así pues, deberá tratar el fenómeno caso a caso realizando varias pruebas.

En algunas situaciones, cuando el porcentaje de humedad es demasiado bajo, puede preverse a modo de prevención, la instalación de un humidificador. El otro efecto positivo de un porcentaje de humedad controlado (recordemos que puede acentuar el efecto de curl) será un ligero descenso de la electricidad estática (el descenso del nivel de electricidad estática permite evitar en algunos casos la propagación por el aire de las partículas de papel al realizar cortes repetitivos con el cúter de las impresoras).

En el caso de los papeles embalados en formato hojas y al contrario que los formatos en rollo, es posible anticiparse al fenómeno antes de la impresión. No hay que dudar en enderezar las partes curvadas del papel (sin tensiones excesivas) evitando romper o marcar el papel con un pliegue (manipular siempre el papel con guantes de algodón).


Volver a la FAQ